jueves, 22 de agosto de 2019

El último día con Óscar Gómez, mi Abuelo.

Antes de comenzar a escribir estas lineas estuve una hora buscando un lápiz y papel, solo encontré un lápiz y nada donde escribir; par de objetos tan básicos pero tan necesarios para desahogar el alma. 

Hoy es 22 de Julio del 2019, la noche anterior aterricé en New York, vine a despedirme de mi Abuelo. 
                                       

                                         

Poco o casi nada sé sobre cómo vivió su vida, aparecí en su camino hace 4 años, cuando ya tenía 85 años; solo de pensar en todo ese tiempo crece en mi un gran sentimiento de respeto y admiración. Como dije antes no sé nada sobre él, solo me han tocado sus últimos años de vida, donde ya todo pasó, donde lo tenía que ser fue y no queda más tiempo para recomenzar. Por ahora continua dormido, así que me tomo el trabajo de esculcar, de encontrar indicios, respuestas de esos 85 años de vida, lejos de la tierra que lo vio nacer. Ya sabia que era amante de la música y el cine, encuentro películas por todas partes, LPs viejos y nuevos, algunos de rebajas y otros verdaderas reliquias de antaño, todos mezclados, haciendo que las reliquias pierdan su valor a menos que alguien se dedique a identificarlos.

                                        

Me llamó la atención  un LP de los latín brothers (Piper Pimienta y John Jairo) grabado en 1975 en La Ciudad de Medellín por discos fuentes, tengo entendido que fue en esta época la productora musical más importante Del Valle de aburra, fruco hizo los arreglos musicales, el gran Joe Arroyo hacia los coros, todos los tesos de la música participando con instrumentos auténticos y reales, una joya de LP. Rápidamente intento buscar en Spotify estás 10 canciones del LP para identificarlas, no prendo su reproductor de LPs porque no quiero despertarlo, sin embargo, solo encuentro 2 de 10, esto me dejó bastante pensativo, se supone que estamos en la era digital, toda la información esta en la red, ahora todos sabemos todo! Qué pasa? - Pues pasa algo que ya hace mucho tiempo me daba vueltas en la cabeza; la sabiduría, él conocimiento, las historias reales de las personas que construyeron este mundo se están yendo con ellos para nunca más volver, tal vez sea un pensamiento exagerado para algunos, pero para mí es una triste realidad, ya no escuchamos a los viejos, lo que nos ofrecen no tiene valor para las nuevas generaciones, su utilidad para la sociedad actual es nula, personas que no producen, personas que no “aportan” para que las necesitamos? 


Que equivocados estamos, que ciegos y básicos nos hemos vuelto.  

Disfruto las pocas canciones que pude encontrar, “buscándote” wow un clásico que suena bastante en mi Colombia, “dale al bombo” una sabrosura, se sienten las personas que hicieron este disco, nada de sintetizadores, mezcladores o autotune, esto suena real, suena a gente viva detrás de cada sonido. 

El Abuelo se ha despertado un poco, lo saludo, lo atiendo, no nos habíamos visto desde mi llegada, divaga un poco pero me reconoce, nos abrazamos; que viejo está mi viejo, su cuerpo lo está abandonado, pero, él reclama por otro abandono, será el de algunas personas? quienes?  tal vez el abandono propio de la vida, o sea, el que genera el tiempo cuando te va quitando tus seres queridos, tu fuerza y tu lucidez? pues no lo sé, son 85 años que pretendo descubrir en un día. 

Se vuelve a dormir y yo regreso a mi labor investigativa, veo un lindo TV todo en madera, con cajones y grabados; supongo que cuando lo compraron vieron su belleza, era lindo para adornar la casa, útil para guardar cositas de valor, fuerte para aguantar toda una vida, encima un TV led moderno. Percibo como el valor de las cosas va cambiando, el mundo muda, ahora son los píxeles, su velocidad de conexión y el número de puertos HMI, que no pese nada, que sea desechable, fácil de remplazar, ahora todo es así, un mundo fluido donde todo pasa rápido, el amor, las relaciones, los amigos, el trabajo, todo tiene fecha de vencimiento y todo rápidamente pierde su valor después de ser obtenido o alcanzado, se usa y se desecha. 

                                          

Sigue la búsqueda y me encuentro con un álbum de fotos, fotos de hace muchos años, creo que aquí podré tener una imagen de unos  50 años atrás, hay algunas muy viejas. 

Aparece Carmensita, la alcancé a conocer en mi primer viaje,  justo antes de que partiera y tal vez la razón más grande para que mi Abuelo se esté marchando también.  Sin lugar a duda fue su último y más grande amor, siempre habla mucho de ella, lamenta su partida, la llora, la anhela, dice haber hecho todo lo posible por salvarla pero no pudo, “hay personas que no tienen remplazo” me dice. 
Revisando el álbum me encuentro con un hombre joven, fornido, se ve fuerte y bien puesto, siempre bien presentado, en todas las fotos aparece de guayabera o camisa bien planchada, familia, muchos amigos, fiestas de cumpleaños, matrimonios, iban a la playa, bailaban y se emborrachaban, tuvieron una gatita y después otro gato, supongo que el gato llegó para hacerle compañía a la gata, lo deduzco así porque también tengo una gata y después llego el gato para que no estuviera sola. Ambas son consentidas, ella, la gata de mi abuelo aparece en muchas fotos, la amaban; cuando le pregunto por ella me dice: “un día se enamoró y se fue, nunca más regreso” esto lo dice con algo de dolor, creo que no se acordaba ya de ella y lo tuvo que hacer gracias a la foto, me pide que no le muestre más fotos, le duele extrañar a Carmensita, pero me dice que yo las puedo seguir viendo. 

                                            

Como ya lo dije antes, pude ver muchos momentos eternizados en sus fotos de papel, de esas que ya no existen. Hace poco me confirmo que lleva 60 años viviendo en esta casa, 60!

En las fotos vi como su hijo adoptivo Alberto creció hasta ser un adulto de más de medio siglo. Sus tortas de cumpleaños, su primer balón de basket, su primera novia, todo eternizado en el mismo lugar y en el mismo álbum de fotos. Él y Carmensita parecían ser el centro de un grupo de amigos de la época, fiestas incontables en la misma sala que estoy ahora, bailes y comida, muchas sonrisas, puedo notar la felicidad de esos días, días de playa y sol, abrazos y mucho amor. Ahora, sentado en el mismo espacio de tantas alegrías, viéndolo con su dificultad para respirar y tan solitario, me pregunto donde estarán todas esas personas? supongo que varios ya deben haber partido, otros estarán igual que él? O simplemente habrán perdido comunicación? Tal vez se acuerden de Óscar? estarán viviendo lo mismo? nadie lo sabe ni lo sabrá, lo que si sabemos es que el tiempo no se detiene, imparable, infinito para el universo y efímero para una sola vida. Envejecer, paulatinamente nos aleja de todo aquello que alguna vez fuimos, tal vez nos olvidamos de personas que alguna vez quisimos con el alma, como le pasa al Abuelo, no habla ni dice nada de su vida en Colombia, sus esposas, sus hijos y su ciudad, quedaron en el olvido? desaparecieron los amigos? será que podemos olvidar esos pequeños detalles de muestra infancia? un caminito, un árbol, la casa en la que crecimos? creo que necesitaré más de un día para acceder a todos esos recuerdos.

                                       

                                       

Muchas preguntas, muchos sentimientos encontrados que no puedo entender, mientras estoy aquí pasando el qué tal vez sea el último día con mi abuelo, al mismo tiempo estoy esperando a mi primera hija, Olívia, nace en pocos meses, una nueva vida que apenas está germinando, un sin fin de posibilidades para la vida que viene en camino y una única posibilidad para la vida que va llegando a su ocaso.

Hemos salido a pasear, le gusta la calle, el ruido, el aire en su cara, quiere comer cocada. Antes de emprender la búsqueda de su antojo nos sentamos a ver un partido de basketball, mira al cielo con sus lindos ojos verdes, pareciera que tiene el poder de ver mas allá de las nubes, parece que viaja muy muy lejos. Está sonriendo, me gusta pensar que está recordando algo lindo. Lo dejo en manos de su cuidadora temporal, una linda mujer dominicana, amable y cariñosa, para irme a buscar la cocada, no tenía ninguna esperanza de encontrar una cocada en New York pero tal vez la vida quería que mi abuelo siguiera sonriendo en este día, porque no sólo encontré dos tipos de cocada, también helado de coco, una vieja mujer la vendía en una esquina, no pude contener mi alegría de poder encontrar el antojo del Abuelo.

Volví y comimos cocada, le encantó, estuvo feliz recordó Cali, Yumbo y Chipichape después del helado de Coco. Durante todo el día he tenido pequeños accesos de llanto, cuando lo miro fijamente,  es como si ambos aceptáramos el destino ineluctable de la muerte, la inminente despedida. 

Por momentos vuelven algunos lamentos, extraña a Fernandita, mi Madre, la guerrera incondicional, siempre ahí para sus hijos y sus padres; hace unos 15 años despedimos a mi Abuela, los dos, solos junto a su cama, viéndola partir. El día no termina, regresamos a casa, escuchamos música, salsa de la buena, la dominicana le baila un poquito, el sonríe de nuevo, alardea de todos sus equipos de sonido, me hace colocar música en todos ellos, casetes, LPs, radio todo suena antes del almuerzo. 
El día continúa avanzando, almorzamos, y nos disponemos a ver los partidos de la compa America, Brasil golea a Perú, no sabia que le gustaba el fútbol, a mi me agrada así que todo el día nos la pasamos sentados viendo fútbol, charlando un poco, atendiendo pequeños detalles de su salud, hoy a sido el día del Abuelo. 

El día comienza a terminar, en esta época se oscurece al rededor de las  9 pm y mientras él vea Sol su día no ha terminado, sentado a su lado, sostengo su cuerpo con el mío ya que sin darse cuenta se iba cayendo de lado, empieza mi silenciosa despedida, lo abrazo con disimulo, le acaricio su brazos delgados de casi un siglo, su cabeza bonita y lloro en silencio sin que él lo note. Así permanecimos por un largo periodo, ya en ese punto estaba terminado otro juego,  Estados Unidos golea a Trinidad y Tobago (copa de oro), busco algo para comer, cenamos juntos y le cuento que debo partir al otro día, creo que no se lo esperaba, su rostro se desdibujó, los miedos regresaron, no le gusta estar solo, pregunta por mi madre, pregunta si regresaré pronto, me dice que debo regresar a organizar uno de sus equipos de sonido, uno de tantos que no quiso funcionar ya que no había aguantando tantos años como él pero que nunca le dije que estaba malo, me inventé una excusa eléctrica de fácil solución para el futuro (deseo tanto que el tiempo no se afane y me dé la oportunidad de regresar y poder hacer un milagro con su equipo roto). Le digo que pronto regresaré, que mi madre también, lo convenzo con ilusión de que vamos hacer varias cosas y así se va calmando, eso creo, me dice que ahora si se quiere ir a la cama, me da la impresión que en el fondo solo quiere meditar y resignarse a que los días solitarios han regresado y debe estar fuerte. 
Lo ayudo a levantarse con delicadeza, caminamos muy despacio hasta la cama, siempre intentado hacer sus movimientos solo pero no lo consigue totalmente. Juntos trabajamos y finalmente esta acomodado, una mantita ligera en los pies  ya que hace calor, pide que le prenda el ventilador y que le pase el control de un nuevo TV que tenia en su cuarto pero que no había podido ser instalado hasta este día, lo prende y lo apaga varias veces, solo quiere cerciorarse de que es funcional pero finalmente lo deja apagado.  Me habla unos minutos más, me cuenta la historia de un vecino suyo que murió el día anterior, lo conocía hace muchos años, quería ir a su velorio pero reclama con resignación que en su estado es imposible, que el vecino lo tendrá que disculpar donde sea que esté. 
Finalmente apago la luz de su cuarto para ayudarlo a dormir, sin embargo me cercioro de que una luz tenue desde la sala entre para poder verlo unos minutos más; permanezco a su lado, aseguró las barandas levadizas de su cama para que no se vaya a caer, igual que a un bebé, igual que a Olívia en unos meses. 

Finalmente le doy ese último beso de despedida, un beso largo en su frente y le repito varias veces que lo amo, me responde yo también mijo, muchas gracias. 

Así termina este día con mi abuelo, muchas alegrías y tristezas, historias de toda una vida contadas por pequeños objetos y algunas palabras; me pregunto cuántas cosas pueden quedar solo en la memoria de quien las vivió?.  Todos tenemos nuestras propias historias, vivimos nuestras vidas a toda máquina, fluimos, “evolucionamos” así debe ser, verdad? o acaso estaremos yendo hacia “delante” como un tren a vapor sin frenos? dejando de lado lo esencial? eso que es invisible a los ojos.

No olvidemos a nuestros viejos, y no solo hablo de los viejos de nuestra familia, hablo de todos los viejos y viejas del mundo, esos seres que el tiempo los dotó de dolorosa sabiduría, escuchémoslos, aprendamos de sus vidas, tal vez nos puedan dar la respuesta sobre cuál es el camino a la verdadera felicidad.

lunes, 2 de marzo de 2015

La Casa 23


Y ahí estoy, en frente de la vieja casa, en aquella donde todo paso. Estaba igual que siempre, queriendo ser terminada pero aún sin buenos resultados, me acerque a su puerta roja medio oxidada, la empuje para entrar. Su parte baja desgastada hizo aquel sonido característico de siempre el cual los habitantes de la vieja casa ya identificaban por más bajo que fuese, así se hiciera un gran esfuerzo por abrir con lentitud y delicadeza. Todos estaban al final del primer piso, justo al lado de la cocinita, y allí junto con ellos, el objeto más viejo de la casa, desde que tengo memoria siempre existió, la vieja mesa redonda, marrón, con cuatro patas delgadas y largas, medio abiertas para dar una mejor estabilidad. En su contorno, papá, mamá, hermano mayor y justo entre la pared y la mesa, en la esquina dando la espalda “o casula”. Sentí como las cucharas  dejaron de sonar, la puerta roja les había advertido la presencia del alguien más, desde el fondo de la casa, desde la mesa, solo mamá y papá consiguieron estirar automáticamente el cuello y me observaron, el tiempo casi que se detuvo, a no ser porque con un sutil movimiento de mi mano izquierda iba cerrando la puerta con lentitud, y porque simultáneamente sentía el sonido de alguien que luchaba por mover una silla, nadie dijo nada, un segundo después la lucha paró, o casula que estaba sentado entre la mesa y la pared, consiguió asomarse para también observar quien era el intruso en la casa, el hermano mayor no tenia como levantarse, y mucho menos como ver, estaba justo en el final de la mesa, encerrado entre las paredes de la pequeña área y las sillas de los demás. Comencé a caminar sin dejar de observar a mis padres, ellos sorprendidos, tratando de entender lo que pasaba tampoco dejaban de hacerlo, cuando llegue al final del pasillo, me encontré parado justo al lado de la cocinita y la vieja mesa, todos me miraban sin levantarse de sus puestos. Observe la vieja mesa, estaba con su mantel característico de navidad, el mismo que las hermanas ausentes en la cena, habían intentado decorar algunas navidades atrás, pero que por algún motivo no habían conseguido terminar. Con una gran sonrisa repace el rosto de mi familia, mis padres nuevamente jóvenes y enamorados, mi hermano, rapado, recién salido de las fuerzas militares me miraba con desdén, y al final yo, me miré, sentado en la silla, moviendo los pies con felicidad, estos todavía no llegaban a tocar el suelo, tenia una gran sonrisa inocente, libre de todo pensamiento triste y maléfico, esperando alguna cosa, que sin importar lo que fuese no podía ser mala para aquél niño. Busque la sillita de cuero que siempre estaba a la mano cuando más se necesitaba, me senté, pero instantáneamente y  con un pequeño salto, o casula se colgó de mi cuello, me abrazo fuertemente, reía y lloraba de felicidad, yo también lo hacia, bese su mejilla y le susurre al oído que todo iba a estar bien.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Decisiones.





Es una situación molesta, incomoda, tanto que llega el punto de la exasperación. Amor,  Egoísmo,  Celos, Rabia y Placer, todos acomodados en fila, en orden de llegada; por momentos algunos quieren ocupar un puesto más al frente y luchan contra el que lo adelanta, todos quieren ser los primeros, todos quieren estar al frente, todos queriendo ser la conclusión definitiva, previa al desenlace final de un simple te amo o de un adiós definitivo.
¿Entonces, ahora que hacer?, pienso,  hay un silencio de no más de cinco segundos, después llegan alunas ideas, primero las más simples y lógicas obviamente, la simpleza y lo practico no necesita mucho tiempo; por otro lado las ideas complejas se toman su tiempo para crecer, para aumentar la complejidad de su maraña, aprovechando la lucha en la fila y así después llegar a destruir todo lo que la simpleza habrá construido.
Entonces, la primera idea,  ¡qué más lógico y cuadriculado que un promedio, una media aritmética! , ¿Por qué no intentar contar lo incontable?, nada se pierde con intentarlo. Entonces deja de existir la fila y aparece una balanza, ahora no estará en la punta de la fila el que más corrió o el más sagaz, ahora es el que más pesa, porque el peso es más justo, el amor siempre va a pesar como el amor, la rabia siempre va a pesar como la rabia; Así sucesivamente el peso de cada uno comienza a dar respuestas más claras.
El amor es el ganador, obviamente.
 Nada más puro, importante que el amor dicen por ahí, por lo tanto esta disidido, eso debo hacer. Poco tiempo después, empiezan a llegar las ideas más complejas, estas hacen que la Rabia, el Egoísmo y los Celos reclamen, reclaman porque nos los pensaron juntos, no los habían dejado ser una sola mezcla, su esencia y características se los permitía; entonces los dejan ser una sola mezcla y poder formar un digno contrincante para el amor. Ambas van a la balanza y ¡puff!, no pasó nada, ambos pesan lo mismo, inmóvil nuestro juez, la balanza no da respuestas, la mezcla y el amor se miran y tampoco saben que pensar ni hacer, entonces, ¿ahora qué hacer?
No se puede llegar a una conclusión, van en direcciones opuestas, es ilógico decir te amo y al mismo tiempo adiós, (esa es una idea simple de las que llegan primero, poco después llegan las complejas), ¿Por qué no?, ¿Por qué no decir te amo y adiós al mismo tiempo?, ¿acaso no podré estar amando aquello que me hace daño, y tener que decir adiós sea lo más conveniente para mí?
Todavía no hay conclusión, todavía sin respuesta final, ¿Entonces, ahora que hacer?
Por el momento, los grandes sentimientos, los que son menos pasajeros, los que pueden perdurar por años y hasta décadas no logran dar una respuesta concreta. Mirando hacia donde estaba la antigua fila, alguien quedo por fuera de la prueba de pesos, ahí, callado, sin decir nada, sumiso esperando a ser llamado el Placer; ¿Por qué no dice nada?, ¿será por su condición?, se preguntan los demás; será aquella condición intrínseca del placer que lo hace efímero y perduradero al mismo tiempo, va y viene sin decir nada, se presenta sin ser notado, hay veces aparece con una fuerza mil veces mayor que el mismo amor y nos lleva a concluir situaciones sin ni siquiera dar la oportunidad de pensar, otras veces se toma el tiempo para decir adiós para nunca más volver, otras veces ni se presenta.
Cuando el juez lo llama para que desempate esta riña de pesos, el Amor, la Mezcla, el Placer y hasta la misma Balanza se miran. Varias dudas surgen por todas partes, primero, nadie sabe exactamente cuánto pesa el placer, su forma y manera de actuar lo hacen todo un misterio.
Puede ser que su peso sea variante con su condición, con su estado momentáneo, si es así, la idea de que el amor pesa como el amor, la rabia como la rabia y así sucesivamente estaría  errada y esta prueba para tomar una decisión  es una pérdida de tiempo. Si por el contario el placer tiene peso definido, por lo menos vamos a tener una conclusión, pero  un  microsegundo después en el que se preguntaron cuánto pesa el placer llego la siguiente pregunta ¿En cuál lado de la balanza va a estar?
Él tampoco sabe que hacer, es extraño que el placer sea tan sumiso, se preguntan los demás, ¿por qué será que no hace nada, se vuelven a preguntar?
La realidad es que el placer no es sumiso, simplemente él se conoce, sabe que no es adecuado para desempatar esta situación.
Primero que todo sabe que su peso es variante con su estado, por lo cual lo hace inapto para esta prueba de pesos; sabe que la única forma de que esta prueba tenga sentido es que solo se pesen los que tienen condiciones similares, que en este caso serían aquellos que su peso no cambia con su estado. El problema es que hay un empate y él es el único que puede darle punto final a esta situación y el placer no es paciente. Por eso esta callado y sumiso, porque sabe que está omitiendo información, que está mintiéndole a los demás y así mismo al querer entrar a este desempate que no tendrá sentido, que es una pérdida de tiempo, pero así es el placer, no habla mucho pero al final siempre actúa; entonces sin pensarlo mucho salta a uno de los lados de la balanza.

miércoles, 23 de julio de 2014

Palabrería: Existir

Palabrería: Existir: Cuando René Descartes dijo pienso, luego existo ignoraba tal vez que una acción estorba a la otra, pues existir sin pensar nos quitaría tod...

lunes, 14 de julio de 2014

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Palabrería: Hombres: Un hombre que nunca se sintió parte de nada, decían, no era un hombre. Como raza pertenecemos a un cromosoma y una historia que nos unifi...